Al recorrer la historia de las automotrices hemos descubierto que los inicios siempre han estado protagonizados por personalidades o familias que no tuvieron incertidumbre sobre lo que los automóviles representarían para el común de los mortales.
Por lo general, quienes se pusieron al hombro el futuro de los vehículos fueron emprendedores de una visión muy particular, líderes natos y que no se dejaron amedrentar por pronósticos desafortunados. El alto nivel de convicción de que estaban haciendo lo correcto fue más fuerte que cualquier temor conservador.
En el caso particular de la marca Citroën, sin dudas, el líder de la empresa fue André Citroën que desde muy pequeño ya había mostrado afición y una predisposición especial por la mecánica. La curiosidad por saber cómo funcionaban los diferentes mecanismos y cada pieza de ingeniería que caía en sus manos era lo que captaba toda su atención.
La creatividad y búsqueda de nuevos retos es lo que guío el espíritu emprendedor de André Citroën que desde muy joven se propuso hacer conocido su nombre en el mundo entero. Ya en el año 1906 André era administrador en Mors, sociedad automovilística.
Estuvo allí hasta que comenzó la Primera Guerra Mundial, a partir de lo cual se pone al frente de una fábrica de obuses donde puede abrirse camino y al terminar la contienda consigue adquirir la firma Mors. Tras la compra André decide renombrarla con su apellido, adoptando además como logo el diseño inspirado en el doble Chevrón, los novedosos engranajes que inventara y patentara años antes.
Con la mirada fija en hacer crecer su firma André decide en 1919 realizar un viaje a Estados Unidos para conocer las nuevas tendencias en las automotrices del nuevo mundo. Es importante situarse en el contexto, ya que hoy tenemos todo al alcance de la mano, pero por aquellos años una acción como esta podía cambiar el rumbo de toda una empresa.
Cuando llega a América conoce y hasta estudia la forma de fabricación en cadena que por entonces desarrollaba Henry Ford. Consigue comprender el modo de trabajo y se propone implementarlo en su taller de París, poniéndolo a prueba con el primer modelo de la marca: El tipo A.
Con esta decisión convierte a este vehículo en el primer auto europeo elaborado con el método en serie, así nos damos cuenta cómo su solo viaje colaboró en lo que hoy se conoce como acciones de globalización, exportando metodología de vanguardia. Además de lo revolucionario del sistema, se logra desarrollar el mercado de autos, ya que se bajan costos de producción. Tanto el Tipo A como la marca Citroën se consagraron como todo un suceso.
Las estrategias de ventas implementadas por André Citroën fueron de lo más revolucionarias, pueden considerarse de las medidas que han sido de estudio para los economistas y expertos en marketing.
La visión de negocio sumada a la creatividad natural se combinó para lograr que ideas que parecían descabelladas para la época se transformaran en íconos de la mercadotecnia. Buscando que la empresa y su propio nombre llegaran a lo más alto de la industria desarrolló las más audaces estrategias para llegar a sus potenciales clientes.
En esta área Citroën destacó, por supuesto, con las publicidades que incluso hoy se rememoran en diferentes formatos y plataformas, no se privaron de nada: coches que nacían de huevos de gallinas o Escarabajos de oro que atraviesan el desierto pueden encontrarse en diferentes webs.
Algunas de las estrategias de ventas implementadas por André fueron memorables, como, por ejemplo, durante el Séptimo Motor Show de París hizo decorar el cielo mediante un avión a chorro que dibujó artísticamente la palabra Citroën de forma tan esmerada que hasta la diéresis contenía.
Durante 1924 Citroën tiene la intención de entrar a los hogares franceses a través de los niños. La campaña desarrolló réplicas exactas a escala de los modelos Citroën para que sean utilizados como juguetes por la mayor cantidad de chicos y de esta forma lograr que desde pequeños conocieran la firma y la nombraran por doquier.
También la aventura tuvo un lugar especial entre las estrategias de Citroën, el gran suceso de publicidad de la marca, sin dudas, fue la expedición al Sahara a bordo del Escarabajo de Oro. El “Scarabée d’Or” fue el coche que guió la excursión que si bien inició André Citroën, la comandaba George-Marie Haardt y Louis Audouin-Dubreuil. La comitiva atravesó el Sáhara en 21 días, iniciando el 17 de diciembre de 1922 y completando la misión el 7 de enero de 1923, durante la aventura se recorrieron 3.200 kilómetros uniendo Touggourt con Tombuctú, sin ningún tipo de señalización.
Fernando Jacopozzi es un decorador florentino que trabajó mucho en París, fue conocido como el mago de las luces, porque realizó arreglos luminarios para infinitos negocios al igual que para monumentos históricos, de más está decir que sus instalaciones se apreciaron como obras destacadas de la época. En la Primera Guerra Mundial Jacopozzi conoció a André Citroën durante una reunión con el Ministro de Guerra, al cual asistieron cada uno en su área.
Culminada la Guerra, el decorador quiso en 1922 bañar de luz a la dama de hierro, la Torre Eiffel, deseaba realizar una instalación que se viera desde cada punto de Paris. Para ello, el acompañamiento económico era un requisito ineludible si quería llevarlo a cabo y solo las grandes empresas podían acompañarlo.
André Citroën surgió como una propuesta redonda, seguramente tendría el capital y también el interés de ser el primero en vestir la torre. Así fue cómo surgió un acuerdo exclusivo de 10 años entre los antiguos colegas. Como estaba previsto, la puesta fue imponente con letras de 30 metros de altura, las cuales pudieron modificarse para sucesos especiales, como la presentación de nuevos modelos.
La Segunda Guerra Mundial provocó que Citroën estuviera casi parada, produciendo solo algunas piezas para los aliados. La buena fortuna le vuelve a sonreír terminada la Guerra gracias al lanzamiento de un auto oportuno, económico y necesario: el Citroën 2CV.
El éxito estuvo marcado por la continuidad, ya que se siguió fabricando por más de 40 años; a pesar del auge en ventas, este solo modelo no pudo resolver los problemas financieros que acarreaba la firma.
Citroën buscó cubrir la demanda de los segmentos medios con la compra de Panhard y Maserati, pero no logró diseñar un coche de venta masiva. La fuerte competencia, un déficit de inversión en tecnología y la crisis del petróleo desestabilizaron a la empresa de forma tal que una fusión con la firma Peugeot resulto la única oportunidad viable, pasando a formar desde 1976 la sociedad PSA Peugeot-Citroën.
Las fusiones no son sencillas y para Peugeot-Citroën el desafío se hizo presente, entre 10 y 15 años llevó el proceso de adaptarse a la nueva composición de grupo. La unión se hizo presente cuando los objetivos y trabajos definidos se encaminaron a responder cada firma a la solicitud de sus usuarios, manteniendo la imagen corporativa que los define.
Si hubiera que marcar un inicio de paz o equilibrio en el grupo, según los especialistas, es cuando comienza la presidencia de Jean-Martin Folz. A partir de allí, cada firma pudo definirse según su propia impronta, y en el caso de Citroën es el momento de retomar la mirada de diseño en sus automóviles, a través de la dirección de estilo de Jean-Pierre Ploué.
El Grupo PSA, que surge de la unión de Citroën con Peugeot, en el 2017 presenta una nueva oportunidad de acercare a los clientes mediante el nacimiento de Peugeot Citroën Argentina Compañía de Seguros para, de esta manera, complementar la experiencia de los clientes en un conjunto unificado de prestaciones.
Con la creación de la aseguradora, el grupo busca dar a los usuarios un portfolio personalizado de servicios post venta que resuelva sus principales inquietudes con servicios de calidad, además de la atención que solo un fabricante puede ofrecer. Por supuesto que las pólizas de la empresa se confeccionan teniendo en cuenta los intereses particulares de los clientes Peugeot Citroën.
Citroën perteneciente al grupo PSA es una automotriz multinacional con presencia mundial, ya que cuenta con sedes en 160 países y más de 185 mil empleados. Un conglomerado de estas características ofrece la oportunidad de brindar diferentes alternativas de financiación para acceder a un nuevo Citroën.
Pero no solo es importante poder llegar al auto, luego de concretarse la compra es elemental seguir contando con la firma para resolver aquellas inquietudes propias de la post venta. Para ello, el grupo ha desarrollado una serie de servicios que resuelven los requerimientos de los clientes en todo momento.
Entre los principales servicios disponibles en Citroën, se cuenta con: listado completo de talleres mecánicos habilitados, lugares dónde comprar repuestos, piezas y accesorios, turneros para revisión del auto o para realizarle un servicio de mantenimiento. Estar acompañado es fundamental, en todo momento.