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Nissan la unión hace la fuerza

Recorrer la historia de los vehículos y las automotrices es un viaje que nos permite conocer la experiencia de apasionados emprendedores, sueños construidos a base de mucho empeño y el incansable trabajo de quienes se trazan un objetivo y luchan por conquistarlo. Poder descubrir los vaivenes de una empresa, al igual que sus orígenes es una tarea más que interesante.

Europa y Norteamérica han ofrecido diferentes historias de automotrices y emprendedores que soñaban con poblar las calles con sus vehículos. Pero no menos interesante ha sido el aporte de la industria japonesa a la fabricación de automóviles, rubro que a lo largo de los años ha crecido y se ha desarrollado de manera excepcional en el país asiático.

Todos para uno

El caso Nissan en Japón es un modelo muy interesante, ya que no solo implica el desarrollo de una fábrica, sino que congrega a más de un sueño nipón. El surgimiento de la firma es el resultado de la unión de aquellas fábricas originales de Japón que decidieron unirse para hacer frente a las demandas de los nuevos clientes.

La búsqueda propuesta fue la de sumar intereses, esfuerzo y trabajo con una meta en común: fabricar los mejores vehículos para dar respuesta a un mercado en incipiente crecimiento con una propuesta japonesa de vanguardia.

Desde el inicio

La primera productora de coches en Japón fue Kwaishinsha Company, se fundó en Azabu-Hiroo, Tokio durante 1911 por Masujiro Hashimoto. Esta fábrica modelo logró en 1914 construir un automóvil pequeño para pasajeros que se basaba en un diseño original. Este auto pionero salió al mercado al año siguiente bautizado como Dat, nombre que toma las primeras letras de quienes, junto a Hashimoto, llevaron adelante esta propuesta: Kenjiro Den, Rokuro Aoyama y Meitaro Takeuchi.

Otra firma que también inició las producciones de autos en Japón fue la Jitsuyo Jidosha Company, esta fábrica formaría parte del conglomerado Nissan; creada en Osaka durante 1919 se dedicaba especialmente a la elaboración de los autos Gorham de Estados Unidos. Estos vehículos de tres ruedas fueron diseñados por William R. Gorham y la experiencia en Japón es considerada como un típico caso de franquicia, como lo conocemos hoy, porque todas las herramientas, componentes y materiales indispensables para llevar adelante la fabricación se importaban de la compañía estadounidense, logrando consagrar a Jitsuyo Jidosha como una de las fábricas más modernas en Japón.

El proyecto va tomando forma

La primera versión de unir esfuerzos en una firma mancomunada se desarrolló en 1933, para ser más precisos el 26 de diciembre, cuando nació la Jidosha-Seizo Kabushiki-Kaisha Company, este nombre tan largo traducido significa Fabricación del Automóvil. Quizás la acción más emblemática de esta firma fue la de tomar el control de las operaciones de producción de Datsuns, división de la Tobata Company Limitada.

A partir del año 1934 es que esta unión de firmas pasa a llamarse Nissan Motor Company, creciendo año a año en proyectos, capital y clientes.

La historia de Nissan fue marcada desde los inicios, en parte, gracias a Yoshisuke Aikawa quien fuera su primer presidente. Aikawa tenía grandes planes para la firma quizás el más ambicioso fuera el de fabricar entre 10.000 a 15.000 unidades en serie por año. Por fortuna, contaba con lo necesario para poder alcanzar tan altos objetivos.

El primer auto Nissan

En 1935 surgió de Nissan el primer auto diseñado por la firma, el mismo estuvo pensado en dimensiones chicas, de nombre Datsun surgió de la fábrica de Yokohama durante abril. La suerte de principiante acompañó a este coche que gracias a una sucesión de exportaciones hacia Australia durante ese mismo año pudo consagrarse como todo un éxito.

Los autos Datsun lograron convertirse en todo un emblema de los grandes avances que Japón tenía para aportar a los procesos de industrialización de la era moderna. El eslogan utilizado en aquellos años: “El sol naciente como bandera y el Datsun como coche de opción” simbolizaron el lugar que ocupaba este modelo.

De culturas y de identidad

En Japón la unión de firmas pequeñas para crear un conglomerado de fábricas que representaran lo mejor de la industria nacional fue una estrategia de gran despliegue comercial. La búsqueda era unir trabajo, esfuerzo y capital para lograr posicionar a la marca y a la nación toda como los más importantes fabricantes de coches.

La cultura e identidad se presentan como una distinción emblemática, se percibe como una curiosidad en este caso para quienes vivimos de este lado del globo, ya que la fusión de empresas puede llegar a representar en América o Europa, una debilidad o un mal paso.  

Para Nissan la unión hace la fuerza, como dice el refrán, representando que estar en sintonía con las metas y objetivos se logra una estrategia viable para atravesar cualquier crisis.

Una imagen que represente

Así como la cultura está presente en la filosofía propia de una empresa, también lo está en la elección del nombre y de la imagen que distinga a la firma. Quizás para algunos sea bastante notorio que el logo de Nissan representa las características propias de la bandera nacional.  Pero lo que pasa, por lo general, más desapercibido es que este círculo atravesado por el nombre de la marca también figura la unión de las diferentes compañías que integraron su nacimiento.    

El nombre de la empresa también posee un mensaje, ya que surge de la asociación de las palabras Nippon Sangyo que en castellano quieren decir industria japonesa. La sola significación del nombre posee el principio fundacional de llevar a la producción japonesa a lo más alto del mercado internacional en producción de automóviles.

Tiempos para adaptarse

En cada artículo sobre la historia de las automotrices, hemos abordado el período de entreguerras como un quiebre en relación a las actividades de las fábricas. Para algunas han sido tiempos prósperos para la producción de equipamiento bélico en cuanto a lo económico, pero un dejar los proyectos propios para otro momento.

En Nissan, la realidad vivida por los enfrentamientos bélicos le pasó factura y como saldo la empresa había quedado muy por detrás en relación a los avances tecnológicos y de motorización implementados en aquella época. Esto provocó que se buscaran nuevas estrategias y surgió la posibilidad de asociarse en 1952 con la empresa británica Austin Motor. Esta alianza trajo grandes ventajas para la firma y al año siguiente ya se pudo ver el primer vehículo Austin realizado por Nissan.

Como todas las acciones realizadas en la organización, esta decisión fue parte de un plan mayor, a largo plazo, que buscaba consolidar la empresa para próximas etapas. Es relevante destacar que en el año 1960, también como fruto de la unión con la empresa británica, Nissan obtiene el premio Deming a la excelencia en ingeniería.

La mente abierta

Ya hemos hablado del espíritu innovador de la firma Nissan, incluso en la búsqueda de alternativas a los apuros comerciales, es de esas firmas que ven en cada problema una oportunidad para mejorar y crecer.

Es importante reconocer que cuando las cosas no salen bien o, por lo menos como se esperaba, en lugar de desperdiciar tiempo y otros recursos en buscar culpables, lo que se trata de descubrir son posibles soluciones. Al descubrir que la asociación con Austin fue por demás provechosa, el buscar nuevos socios aparece como una opción real y efectiva de superar inconvenientes y fomentar el crecimiento.

Así es como una nueva asociación se presenta en la firma, esta vez con una empresa japonesa: Price Motor Company, con la que se fusionaría en 1966. Todas las apuestas de esa época se relacionaron con realidades que guiaban el camino a seguir; por aquel entonces los accidentes de tránsito y la contaminación ambiental eran las principales demandas a resolver, Nissan comenzó a centrar su trabajo en estos dos problemas. Las mejoras propuestas por la empresa lograron sus frutos produciendo en poco tiempo el primer vehículo experimental de seguridad (ESV) y un convertidor catalítico de tres vías. Los clientes comienzan a elegir la marca como sinónimo de seguridad y acorde a ello son los seguros de auto que acompañan a los vehículos Nissan.  

La globalización llega a Nissan

La filosofía de la empresa siempre estuvo direccionada a la expansión y los primeros pasos hacia la consolidación de una marca global se comenzaron a trazar en el año 1959. Las primeras fábricas instaladas fuera de Japón fueron las de Taiwán, a las que le siguieron nuevas plantas en México, Estados Unidos y Gran Bretaña.

Dentro de las necesidades de fusiones y asociaciones que la globalización acarrea, en 1999 Nissan vende parte de su paquete accionario a la automotriz francesa, Renault que logra tener voto y control sobre la marca japonesa, aunque poseen el acuerdo de que cada firma mantenga su identidad particular.      

El futuro de Nissan

Una empresa que ha sabido adaptarse a los cambios con total naturalidad y estrategias creativas posee un futuro más que provechoso. Un reflejo de ello es, también, la evolución que ha demostrado la firma en los servicios post venta, ya que no es suficiente vender coches, lo esencial es estar allí cuando los clientes así lo necesiten.

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